POR CHLOÉ L.
Aug 22, 2025
Incluso ahora, con el aire empezando a oler a septiembre, si cierro los ojos puedo sentirlo. El calor del sol sobre el asfalto de una calle desconocida, la sal pegada a la piel después de un baño a medianoche. Este verano no ha sido una estación; ha sido un estado mental, una conspiración compartida entre puestas de sol y risas que se alargaban hasta el amanecer. Solo nosotros, moviéndonos por el mundo como si fuera nuestro, no por arrogancia, sino porque, por un momento, realmente lo era.
Siempre pensé que la nostalgia era algo que solo sentías por el pasado, por lo que ya se ha ido. Pero este año ha sido diferente. He sentido nostalgia por el presente, por momentos que sabía que eran demasiado perfectos para durar mientras estaban ocurriendo. El reflejo de las luces de la ciudad en la ventanilla del coche, el sabor de un helado a las tres de la tarde o la forma en que una canción puede definir una noche entera. No hemos coleccionado souvenirs; sino estos instantes, estas "horas doradas robadas".
Y después de todo, no se trata de los lugares a los que fuimos, (aunque fueron increíbles). Se trata de la sensación. La sensación de que, por un breve y brillante lapso de tiempo, éramos exactamente quienes debíamos ser, en el lugar exacto en el que debíamos estar. Y quizás esa es la única verdad que importa. Quizás ese es el único recuerdo que necesitamos guardar.
I ❤️ Summer.

Add a Title
CARTA DEL EDITOR - LO QUE LE ROBAMOS AL VERANO
Sobre este verano, los recuerdos que fabricamos y las amistades que se han convertido en nuestro verdadero norte.

