POR HAZA&ARDI
Oct 4, 2025
El anuncio de un nuevo álbum de Taylor Swift es ya un evento cultural de escala planetaria. Cuando la propia Swift, desde el podcast de su prometido Travis Kelce, describió su duodécimo trabajo, 'The Life of a Showgirl', como nacido del "lugar más infecciosamente alegre, salvaje y dramático" de su vida, el mundo contuvo la respiración.

La promesa era doblemente excitante: no solo llegaba en la cima de su estratosférico éxito con el 'Eras Tour', sino que marcaba el reencuentro con los arquitectos de su sonido pop más icónico, Max Martin y Shellback. Después de la introspección folk de 'Folklore'/'Evermore' y el denso universo lírico de 'The Tortured Poets Department', la idea de un regreso a los bangers de estadio era, sencillamente, irresistible. ¿La Taylor de '1989' y 'Reputation' estaba de vuelta? Sí y no. Y en ese 'no' es donde encontramos el verdadero problema.

'The Life of a Showgirl' arranca con la energía de un cohete. El primer tema, 'The Fate of Ophelia', es una píldora de pop efervescente que nos recuerda por qué amamos a esta versión de Swift. Con un bajo saltarín y sintetizadores que brillan como una bola de discoteca, es la evolución natural de 'Cruel Summer', una canción que demuestra que su don para los estribillos infecciosos sigue intacto. El álbum tiene más de estas joyas. 'Elizabeth Taylor' juega con inteligencia con el paralelismo entre su vida bajo los focos y la de la icónica estrella de Hollywood, todo ello sobre la base oscura y desafiante que caracterizó a 'Reputation'. 'Opalite' es un guiño a la música disco y a los grupos de los 60, un chute de optimismo que te saca una sonrisa. Incluso hay espacio para momentos de una belleza cinematográfica, como en 'Father Figure', donde un arreglo de cuerdas espectacular eleva la canción a otro nivel.

El punto álgido, sin embargo, llega con 'Ruin the Friendship'. Aquí reencontramos a la Swift narradora, la que observa los detalles minúsculos ('la hierba brillante por la lluvia de septiembre') para construir una historia universal sobre el duelo y las oportunidades perdidas. Es una demostración de que su pluma, cuando apunta en la dirección correcta, sigue siendo una de las más afiladas del pop contemporáneo. Es una pieza que encajaría más en la calidez de 'Folklore', pero que demuestra una madurez y sensibilidad. Es, en resumen, Taylor en estado de gracia.

Pero justo cuando te has acomodado, el álbum da un giro y se precipita por un acantilado de decisiones, como mínimo, cuestionables. Lo que sigue es, probablemente, la peor sucesión de canciones de toda su carrera. El caso más sonado es 'Actually Romantic', una pulla directa y poco velada a Charli XCX. Para poner en contexto, en su aclamado álbum 'Brat', Charli exploraba sus propias inseguridades comparándose con otra estrella pop (todos entendimos quién). La respuesta de Swift, en lugar de ser magnánima, es infantil y vengativa, con frases que parecen sacadas de una pelea de instituto. Es un movimiento decepcionante, un golpe bajo de la persona más poderosa de la industria a una artista que simplemente fue honesta sobre sus sentimientos.

El despropósito continúa con 'CANCELLED!'. En ella, Swift intenta construir un himno contra la 'cultura de la cancelación' desde su atalaya de privilegios. Cantar 'Qué bien que me gusten mis amigos cancelados, envueltos en Gucci y escándalos' en el clima sociopolítico de 2025, con un gobierno como el de Trump 2.0 silenciando activamente la disidencia, no es solo estar fuera de tono; es casi insultante. Tras haberse posicionado políticamente en el pasado, su silencio actual y canciones como esta la pintan como alguien completamente desconectada de la realidad que vive la gente "normal". La artista que una vez nos hizo sentir vistos y escuchados ahora parece mirarnos desde un castillo dorado, incapaz de ver más allá de sus muros.

Este es el gran fallo de 'The Life of a Showgirl': es un álbum escrito desde y para una burbuja. Más allá de algún tema de amor dedicado a Kelce (mejor no hablamos de la letra de 'Wood', una oda a su miembro viril con arreglos Motown), el disco se siente temáticamente vacío, un ejercicio de mantenimiento de marca. Las letras, que siempre fueron su fuerte, aquí a menudo flaquean, carentes de la agudeza y la vulnerabilidad que la convirtieron en un icono generacional. El álbum será un éxito de ventas, por supuesto. A estas alturas, Taylor Swift es demasiado grande para fracasar. Pero cuando la música empieza a sonar a obligación y no a expresión, es una señal de alarma. Quizás sea el momento de que la showgirl baje del escenario, se quite el maquillaje y vuelva a caminar por la calle para recordar qué historias merece la pena contar.


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MÚSICA
Taylor Swift: ¿Ha llegado el fin de una era?
'The Life of a Showgirl' es el nuevo álbum de la reina del pop. Entre hits indiscutibles y letras problemáticas, nos preguntamos si la superestrella ha perdido el contacto con la realidad.

